Tiempo Pascual
La fiesta de Pascua es la más antigua y la más grande de todas las fiestas cristianas, más importante incluso que la Navidad. Su celebración en la Vigilia Pascual constituye el corazón del año litúrgico. Dicha celebración, precedida por los cuarenta días de la Cuaresma, se prolonga a lo largo de todo el período de cincuenta días que llamamos Tiempo Pascual. Esta es la gran época de gozo, que culmina en la fiesta de pentecostés, que completa nuestras celebraciones pascuales, lo mismo que la primera fiesta de pentecostés fue la culminación y plenitud de la obra redentora de Cristo.
Por eso, la Iglesia prescribe que estos cincuenta días que van desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación, como si se tratara de un solo y único día festivo; más aún, como un gran domingo. Estos son los días en los que principalmente se canta el Aleluya, se adornan nuestros templos con flores, se expone el Cirio Pascual, se cantan cantos pascuales y alegres en la liturgia, los ministros ordenados visten festivamente, de lo mejor de las vestiduras litúrgicas, el altar se decora con manteles blancos y resplandecientes, etc… Todo expresa el gozo intenso de la Pascua.
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